Muerte y Cenizas de Teo Palacios es una
novela que nos traslada a la época del Imperio romano en Hispania. Podríamos
pensar que se trata de «una más de romanos», sin embargo, el autor va enredando
al lector en una trama al más estilo detectivesco, incluso policiaco. El escritor utiliza los giros, el suspense y las pistas para mantener siempre al lector en la duda de
quién, cómo y por qué se suceden dichos acontecimientos.
En
esta novela, el escritor nos narra una historia compleja donde los engaños, las
mentiras y verdades, que no son tales, conforman la estructura que sustenta estas
páginas. Protagonizada por el abogado, Gayo Longo Licinio, un hombre de
apariencia sosegada, pero con una mente perspicaz; quien se verá obligado a
resolver el crimen de un joven patricio llamado Fabio Justo. Además, su
vida personal es de todo, menos tranquila; gracias a su esposa Marcela y a una
esclava llamada Libia.
Al
principio, me acerqué a esta lectura sabiendo que el periodo histórico limitaba
en gran medida el trabajo detectivesco de nuestro protagonista. En cambio, como
aficionada a la novela negra me ha sorprendido la maestría del autor —creo que
es su primera incursión en este subgénero— para resolver una trama que desde el
principio tenía el aroma de las novelas de Sherlock Holmes. Por supuesto, al
igual que Holmes, Longo es un hombre inteligente y brillante, aunque mucho más humano.
He
de resaltar la cuidada y comedida ambientación de Muerte y Cenizas. En esta ocasión, la «Historia» con mayúscula no se
ha comido —cosa que sucede en algunas novelas del género histórico— la historia
de Gayo Longo Licinio.
En definitiva, una lectura que mantiene el ritmo
constante y la intriga desde el principio al fin. Me atrevería a decir que Teo Palacios ha engendrado un nuevo subgénero: la novela policiaca romana.