Leí Patria de Fernando Aramburu gracias a
las críticas y comentarios de otros lectores. La temática en un principio no me
atraía lo suficiente para tenerlo como prioritario entre mis lecturas. Sin
embargo, una noche —de esas que no puedes dormir de ninguna manera— lo empecé,
pensando que su lectura (quizá soporífera) me ayudaría con mi insomnio. Pero me
encontré con un libro cuya estructura: capítulos cortos y cada uno de ellos
relacionado con uno de los personajes crean un espejismo de cuento que te
incita a continuar. También me sorprendió que lejos de ser aburrido se trataba
de una historia que te atrapa desde el principio a causa de unos personajes tan
extremadamente cuidados, cercanos y reales que transmiten sus vivencias de un
modo que no deja indiferente al lector. Es una lectura ágil y a la vez cargada
de profundidad con un sentido de humor negro que, en algunas ocasiones, te provoca
torcer los labios en una mueca sin saber si debes dejarte llevar por la risa o
por la pena. Un libro donde no hay héroes ni villanos, solo víctimas. Un libro
que cuenta una historia para no olvidar.