domingo, 4 de agosto de 2013

El cantar del lobo XVI


Lord McGregor aguardó bajo la débil nevada a que Treim desmontara de su caballo. Era el rey de toda la franja Norte y él necesitaba ganar su confianza. Debía conseguir un pacto que sellara la paz y coronara a la princesa Adele. Aunque aquel bastardo del norte era un hijo de perra bastante listo para un anciano de su edad. Se sentía cansado y demasiado viejo para todas aquellas maniobras de poder. Treim bajó de un salto de su montura. Lord McGregor hizo una leve inclinación y esperó a que el joven rey le dirigiera la palabra.