sábado, 14 de junio de 2014

El cantar del lobo XXIV



Kendrick no dejaba de pensar en el dolor que había visto reflejado en los ojos de Adele. Su mirada de sufrimiento había creado una barrera que a ambos les sería muy difícil de superar. Habían pasado dos meses desde aquel fatídico día en el que Sombra había muerto. Aún intentaba averiguar la implicación de su primo en el asesinato del lobo. Pero, pese a todas sus pesquisas e indagaciones nadie había visto ni oído nada. Las últimas noticias de Arrow lo desconcertaban.

viernes, 14 de febrero de 2014

El cantar del lobo XXIII



     Adele se sintió orgullosa de su aspecto. Por primera vez, no se avergonzaba de su desnudez. Había caminado varias yardas de terreno y atravesado el Bosque de los Ahorcados. Su cuerpo manchado de sangre le otorgaba una salvaje fiereza. Los hombres que vigilaban las almenas al verla aparecer se quedaron por igual maravillados y temerosos de la estampa que presentaba aquella mujer. Su desnudez era embriagadora y la autoridad de sus ojos avasalladora. 

martes, 4 de febrero de 2014

El cantar del lobo XXII


Adele había recuperado su forma humana. Miró la espesura del bosque, los árboles susurraban entre ellos. Podía escuchar el canto de dolor que entonaban alrededor de ella. Se incorporó despacio, tenía las piernas magulladas, muchas de sus uñas estaban rotas y sentía un fuerte dolor en el costado. No recordaba con exactitud qué había hecho desde que salió de las tierras de Arrow.

viernes, 17 de enero de 2014

El cantar del lobo XXI



    El monasterio se alzaba sobre una enorme roca. Al fondo el océano entonaba una sonora melodía tormentosa. Arrow había disfrutado matando al lobo. Esperaba que su dueña sintiera el dolor hasta lo más profundo de sus entrañas. Cada poro de su cuerpo reclamaba venganza. Deseaba la muerte de su primo cada segundo del día y había jurado matar a esa puta, aunque fuera lo último que hiciera en la vida. Desmontó de un salto, el caballo no pasaría de esa noche.

jueves, 9 de enero de 2014

El cantar del lobo XX



     Lord McGregor miró con desconfianza al joven rey. Su humor cambiante y caprichoso lo desconcertaba. 
        –Mi rey, debo hablaros de un asunto de estado. –Lord McGregor se inclinó.
    El rey le hizo un gesto para que se sentara y acompañara en el desayuno. El viejo lord observó un par de arañazos en su rostro, no quería imaginar qué le había pasado a la chica de la señora Freiser.