jueves, 27 de septiembre de 2012

BÉSAME OTRA VEZ, FORASTERO





La editorial El Nadir nos presenta dos novelas cortas, El manzano y El joven fotógrafo, dentro de la edición de Bésame otra vez, forastero de la escritora Daphne Du Maurier. Esta escritora británica fue famosa por sus novelas Rebeca o Los pájaros, ambas llevadas al cine. Sus obras se caracterizan por tratar  historias crueles,  con personajes perversos, ambientes opresivos, cargados de negatividad y a veces incluso con un toque de misoginia.  Sus personajes femeninos aparecen traumatizados hasta el punto de que ni siquiera la muerte alivia su insatisfacción. En definitiva, sus novelas combinan a la perfección misterio, intriga y romanticismo o cómo seguramente las pensó Alfred Hitchcock, novelas convertidas en películas para mostrarnos dos horas de auténticas pesadillas. 


Para los amantes del cine os dejo este enlace: 



viernes, 14 de septiembre de 2012

EL CANTAR DEL LOBO II






      El suelo había desparecido a sus pies. Unas manos apretaban su garganta impidiéndole respirar. El miedo se apoderó de ella, un miedo que recorrió su piel con rapidez. Entonces, escuchó la voz de su madre. Adele alargó la mano con desesperación hacia ella, pero su imagen se alejó hasta borrarse en la lejanía de la nada.


sábado, 8 de septiembre de 2012

EL CANTAR DEL LOBO



     Adele era una joven tan pálida que a veces parecía traslucida, sus dedos largos y delgados destacaban sobre la telaraña de venas azuladas que recorrían sus manos. Su pelo largo y negro acentuaba su fragilidad, en cambio, sus ojos azules exhibían un brillo acerado, tan frío que acobardaría al más valiente de los guerreros de su padre. Poseía unos labios gruesos tan rojos, que muchos de los soldados creían que los untaba con la sangre de los muertos en las batallas. La joven acompañaba a su padre en todas las contiendas como una sombra silenciosa, mientras que a ella la seguía un lobo negro de ojos ambarinos. 

miércoles, 5 de septiembre de 2012

SÉ LO QUE ESTÁS PENSANDO





El best-seller publicado por la editorial Roca y cuyo autor es John Verdon nos presenta la investigación policial de  David Gurney, policía retirado tras más de veinticinco años de servicio. Un día, un hombre recibirá una carta que le insta a pensar en un número cualquiera. Junto al sobre se halla otro más pequeño, siguiendo las instrucciones que acompañan a la carta, comprobará alarmado que dicho número es el mismo que ha pensado. Gurney se verá implicado cuando un amigo le pide que le ayude a averiguar quién le ha enviado la carta. Al principio sus investigaciones le conducirán a un simple chantaje, pero acabará convirtiéndose en un caso de asesinato. Gurney deberá descubrir cómo el asesino lee las mentes de sus víctimas y lo más importante por qué.  Verdon es capaz de atraernos con un caso tan singular de la misma forma que atrapa a Gurney. Al igual que nuestro protagonista, no dejaremos de pensar una y otra vez en cómo nuestro asesino acierta unos números elegidos al azar. Sé lo que estás pensando se convertirá en una obsesión de principio a fin, aunque con un desenlace inesperado.
Aquí tenéis el enlace de la editorial junto con un video sobre la novela.



martes, 4 de septiembre de 2012

Veintiséis formas de morir




Edward Gorey fue un ilustrador nacido en Chicago que destacó por sus dibujos macabros y retorcidos que en ningún momento dejaban indiferente al observador. La mayoría de sus obras están ubicadas dentro de la época victoriana. Sus pinceladas negras en contraste con blancos inmaculados. Sus grises desconcertantes junto con la ocupación de todo el espacio en el papel; nos presenta unas puestas en escena asombrosas en la mayoría de sus dibujos. Ilusiones casi inverosímiles, pero a la vez tan reales que aún hoy directores como Tim Burton lo toman de inspiración para sus obras. Es difícil no apreciar la similitud de los dibujos de Gorey con las creaciones de Burton. De todos modos, la obra más importante de este solitario y singular ilustrador es Los pequeños macabros, dónde el dibujante muestra las trágicas muertes de veintiséis niños siguiendo un orden alfabético sorprendente, que aumenta la curiosidad morbosa del lector. Como en un juego infantil pasamos de una letra a otra con la seguridad de que nos espera una muerte mucho peor que la anterior. Ninguno de nosotros quedará indiferente a versos como: K is for Kate who was struck with an axe. 

En este enlace encontraréis el libro publicado por la editorial Libros del zorro rojo. 














lunes, 3 de septiembre de 2012

El tipo del psiquiátrico VIII





Mara entró en la habitación dónde el detective y su hermana hablaban.
—Disculpen, pero he de marcharme. 
La pelirroja se acercó a su hermana y la besó, luego le dijo:
—Cariño, llámame para cualquier cosa que necesites. 
Se giró hacia el detective, inclinó la cabeza a modo de despedida y salió de la habitación dejando un olor particular que desconcentró a Martínez. Al cerrar la puerta, el detective regresó a la realidad y continuó con sus preguntas, sin embargo, al ver que no averiguaría nada más procedió a terminar con el interrogatorio. Aunque antes de despedirse, la viuda le preguntó:
—¿Le ha enseñado esta fotografía a mi hermana? —el detective asintió de un gesto con la cabeza.
—Ella tampoco la conocía –respondió con ganas de salir de la habitación y fumarse un cigarrillo.
—¿Qué extraño? —contestó ella.
—¿A qué se refiere? –preguntó intrigado.
—El coche que aparece en la fotografía –dijo, por primera vez el detective se fijó en el detalle que le señalaba—. Pertenecía al novio de mi hermana.
—¿Cómo lo sabe?
—Hizo dibujar en el capó un pequeño leopardo en negro, ahora es fácil hacerlo, pero hace unos años, pocos podían permitirse un capricho similar.
—¿Dónde puedo localizar a su hermana?
—Supongo que en casa, allí debe estar.
—Deme su dirección –exigió enfadado al pensar que la pelirroja le había tomado el pelo.
—Claro, aquí tiene —dijo la viuda y le extendió un trozo de papel en el que había escrito la dirección de su hermana.
Martínez dejó aquella casa de un barrio residencial con la sensación de que la pelirroja jugaba a un juego muy peligroso, un juego qué también él jugaría.