lunes, 27 de mayo de 2013

Hay un huevo roto en la nevera


 Alfredo abrió la nevera como todas las mañanas. Había una botella de leche a medio gastar y sin tapón. Un trozo de queso mohoso, dos yogures caducados y un par de huevos rotos cuya yema había manchado toda la puerta de la nevera. Alfredo miró el reloj. Aún eran las siete. Óscar no se levantaría hasta las diez de la mañana. Él aprovechaba ese tiempo para desayunar con tranquilidad, leer el periódico con tranquilidad y limpiar. Realizó las mismas tareas que el día anterior, pero de vez en cuando miraba el reloj. Desayunó unas tostadas y un café solo. La leche tenía un olor rancio. En mitad de la lectura de su periódico miró de nuevo el reloj. Ya eran las nueve y media, faltaba media hora para que Óscar despertara. Recogió el plato y la taza de su desayuno y limpió la cocina, todo, menos la nevera.