miércoles, 29 de febrero de 2012

EL TIPO DEL PSIQUIÁTRICO I




Eran las seis de la mañana, cuando el teléfono empezó a sonar de una manera insistente, el detective Martínez utilizó la almohada para apaciguar ese sonido torturador. Pero con voz ronca y adormilada, agarró el teléfono y emitió un graznido, su interlocutor no sabía muy bien qué decir, él solo cumplía órdenes y despertar al detective Martínez no le haría más popular en la comisaría. Un tipo se había suicidado y el inspector Montilla quería que el detective Martínez se ocupara del caso.
El detective escuchó al policía, un joven rubio que a veces por su aspecto hacía de topo en las manifestaciones juveniles, anotó en un papel la dirección, aunque hasta que llegara a la escena del crimen no prestaría atención a nada más que a una ducha. Luego, bebió un café y se vistió despacio, se tomó su tiempo para ajustarse el nudo de la corbata, ya no le molestaba las burlas de sus compañeros sobre su vestuario. Le gustaba vestir como a los detectives de las viejas películas en blanco y negro. Después de colocarse el sombrero se ató sus zapatos, sabía que estaba tardando demasiado, pero qué cojones le importaba que el estirado del inspector, un niñato de apenas treinta años, pensara de él y de su estilo de vestir. A esas alturas de su carrera le daba igual el prometido ascenso, tenía cuarenta y ocho años y solo se conformaba con cobrar la nómina a fin de mes. Introdujo su arma en la funda y se puso la chaqueta. Ahora estaba preparado para su nuevo caso, un tipo se había suicidado cortándose el cuello con un cuchillo jamonero en un centro psiquiátrico.